Cuando el médico es paciente: desafíos, barreras y reflexiones éticas

Mutual Médica · 08/08/25 · 3 min

Como médico, estás acostumbrado a cuidar. Lo haces cada día, con compromiso y dedicación. Pero, ¿qué pasa cuando eres tú quien necesita cuidados? A veces, cuesta reconocer que también puedes enfermar, pedir ayuda o simplemente parar. 

Aceptar que eres un paciente más no siempre resulta fácil. Aparecen barreras invisibles, dudas, incomodidades... y el autocuidado queda en segundo plano.

Desde Mutual Médica te invitamos a reflexionar sobre la figura del médico como paciente, porque cuidarte también forma parte de tu forma de ejercer la medicina. 

Ser médico y paciente al mismo tiempo: una combinación incómoda 

No es fácil para un médico adoptar el rol de paciente. Sin embargo, es importante asumirlo y aceptarlo, porque para cuidar necesitas cuidarte. Se puede ser médico y paciente al mismo tiempo y es completamente natural. Normalizarlo es parte del cambio cultural que la profesión necesita. 

Lo profesional no te protege de lo personal 

Como médico, puedes estar tan habituado a atender a los demás que, cuando toca mirar hacia dentro, algo se resiste. La autoexigencia y el compromiso con los demás pueden hacerte olvidar tus propios límites. 

Sin embargo, no puedes cuidar de los demás si no cuidas primero de ti. Y parte de ese cuidado también implica contar con respaldo si una enfermedad o accidente te impide ejercer tu profesión, como el seguro de incapacidad que ofrece protección específica para médicos.

Cuando enfermas, todo se mueve 

Cambiar de rol dentro del entorno sanitario puede resultar incómodo. Es habitual por parte de los médicos posponer consultas o incluso automedicarse antes que pedir ayuda a los compañeros. Al fin y al cabo, nadie te prepara para transitar tu profesión desde el otro lado y convertirte en paciente. 

Autocuidado médico: un hábito, no una excepción

El autocuidado médico es indispensable para poder ejercer la medicina de forma plena y sostenible . Asimismo, debe convertirse en un hábito, no en algo ocasional, porque enfermar es completamente natural y priorizar tu salud es también parte de tu responsabilidad profesional.

Cuidarte también es parte de tu profesión 

Estar bien te permite ejercer con más claridad, empatía y equilibrio. No se trata solo de salud física, sino también emocional. Reconocer que necesitas parar o cuidarte no te hace menos profesional, te hace humano y te permite hacer mejor tu trabajo en la consulta.

Crear tus propios espacios de cuidado 

Para cuidarte, necesitas crear tus propios espacios de cuidado. ¿Cómo lograrlo? Te compartimos algunos consejos: 

  • Busca momentos reales para descansar, desconectar y revisar cómo estás. 
  • Habla de la situación con otros colegas de profesión, para ayudarte a normalizarlo y ver que no eres el único que pasa por esto.
  • Si formas parte de un equipo, no estás solo: pedir apoyo es una forma de fortalecerte. 

Si atiendes a un colega, recuerda que también necesita cuidados reales 

Es importante atender a los colegas de profesión como atenderías a cualquier otro paciente, de forma cercana, honesta y con empatía. Aunque tenga los conocimientos para cuidarse, necesita un profesional que le cuide.

Profesional sí, pero también persona 

Cuando un compañero enferma, no basta con asumir que “se conoce todo”. Evita tecnicismos innecesarios o suposiciones por el simple hecho de ser colega. Es importante que lo trates como a un paciente más, sobre todo porque en ese momento de vulnerabilidad es un paciente más pese a sus conocimientos.

Respeto, discreción y escucha 

Cada situación merece atención personalizada, también entre profesionales de la salud. Acompañar sin juicios es parte del respeto mutuo en la profesión. Además, aún siendo colega de profesión, es importante mantener la confidencialidad y proteger su intimidad ante terceros. 

Hacer espacio al bienestar en tu día a día 

El equilibrio también se entrena 

Para conseguir el bienestar profesional en los médicos, es importante lograr un equilibrio. ¿Sabías que también se entrena? Hay varias formas:

  • Establece rutinas saludables.
  • Reconoce tus señales de fatiga.
  • Pon límites. 

Además, no tienes que hacerlo todo tú ni estar disponible siempre. No te autoexijas ni des más de lo que puedes dar. 

El autocuidado médico no es un lujo: es una forma de preservar tu salud y sostener tu vocación. Si quieres ampliar ideas, aquí encontrarás propuestas de hábitos saludables que pueden ayudarte a cuidarte y, a la vez, cuidar mejor de tus pacientes.

Dar ejemplo también es cuidarse 

Hablar con naturalidad sobre estas situaciones puede ayudar a otros colegas de profesión, por eso es tan importante compartir inquietudes, sentimientos y preocupaciones. Recuerda que los cambios culturales empiezan por quienes se atreven a mirar hacia dentro. 

Cuando tú estás bien, tu medicina también lo está 

Estás acostumbrado a cuidar. A sostener, a responder, a dar. Pero también tienes derecho a frenar, a escucharte y a atenderte con la misma profesionalidad con la que atiendes a otros pacientes

Aceptar que puedes ser un médico enfermo no es una debilidad: es parte de tu camino y te hace humano. Cuidarte a ti mismo es también una forma de cuidar mejor a tus pacientes.

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