Rompiendo Barreras: la Inspiradora Trayectoria de la Dra. Lola Gómez Roig

Celebrando el empoderamiento de las mujeres médicas en el Día Internacional de la Mujer 2024.

Mutual Médica · 06/03/24 · 6 min

Directora del Instituto de Obstetricia y Ginecología de Barcelona, Dra. Gómez Roig.

Desde el año 2011 es la Coordinadora de Procesos Obstétricos y Ginecológicos de la Clínica Corachan. Además, es la actual Jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Sant Joan de Déu de Barcelona. Tras la creación de BCNatal, Centro de Medicina Maternofetal y Neonatal de Barcelona, Hospital Sant Joan de Déu – Hospital Clínic de Barcelona, es la coordinadora de la Obstetricia General de ambos centros.

Actualmente, es Profesora Agregada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Es la Coordinadora del Sexto Curso de Medicina, así como la Coordinadora de su asignatura: Obstetricia y Ginecología. También ha sido profesora de l’Institut de Estudis de la Salut (Departament de Salut). Es la investigadora principal, del grupo del Hospital de Sant Joan de Déu, de la RICOR “Primary care interventions to prevent maternal and child chronic diseases of perinatal and developmental origin” financiadas por el Instituto de Salud Carlos III. Lidera la línea de investigación "Ambiente y complicaciones obstétricas” del Institut de Recerca de Sant Joan de Déu.

A nivel internacional, ha sido uno de los miembros expertos del Reproductive Developmental and Environmental Health Committee de la Sociedad Internacional de Ginecología y Obstetricia: International Federation of Gynecologist and Obstetrics – FIGO.

“Generosidad y compromiso: el liderazgo de la Dra. Gómez Roig en la obstetricia y ginecología”

La Dra. Lola Gómez Roig, es un ejemplo en el ámbito de la obstetricia y la ginecología, conocemos la historia detrás de su elección y su ascenso a puestos de liderazgo en el Hospital San Juan de Dios (SJD)y la Clínica Corachan. Con una infancia marcada por la influencia médica familiar y su amor por el deporte, la Dra. Gómez Roig forjó su camino con determinación y pasión. A través de desafíos personales y profesionales, la Dra. Gómez Roig ha demostrado un compromiso inquebrantable con su profesión y el empoderamiento de las mujeres en la medicina. Su reconocimiento reciente como una de las mejores médicas de España es un testimonio de su dedicación y excelencia. En un mensaje para las mujeres que aspiran a seguir sus pasos, la Dra. Gómez Roig enfatiza la importancia del equilibrio entre la vida personal y profesional, así como la capacidad para transmitir felicidad y empoderamiento a través de la medicina.

¿Por qué elegiste Medicina? ¿Y qué te llevó a escoger tu especialidad?

Hay una parte de mí que es atleta. Me gustaba mucho el deporte, pero es cierto que desde pequeña he estado rodeada de un ambiente médico, mi padre era ginecólogo. Recuerdo los fines de semana en los que mi padre hacía muchísimos partos y siempre acabamos en la clínica, atendiendo a alguno. Te hablo de 7, 8 y 10 años. Siempre íbamos a la clínica Lourdes, que era religiosa, y las monjitas siempre me ponían detrás de una ventana con una escalerita.
Al ver que mi padre le había dedicado toda su profesión a la atención de las mujeres, y sobre todo a la atención obstétrica del parto, seguro que a mí me influyó de alguna manera.
Además, mi abuelo fue médico general, trabajaba en los pueblos de Valencia y también atendía partos. Mi tío, el hermano de mi padre, era cirujano general y mi madre
enfermera. He crecido con un ambiente médico.
Aunque era muy deportista y estuve dudando, se hacía INEF o hacía medicina, al final, lo que uno respira desde pequeño es lo que te acaba de convencer. Hice la especialidad influenciada por este tema.

¿Cómo viviste tus primeros años trabajando?

Mi inicio estuvo marcado por la elección del centro donde tenía que realizar la especialidad. Cuando fui a visitar y consultar el Hospital San Juan de Dios, me enamoré. Tuve una formación fantástica, y la mayoría delas personas con las que me formé siguen formando parte de mi actual equipo aquí en SJD.
Empecé mi carrera de investigadora, conocí a mi marido y decidí tener a mi primera hija. En ese momento no tuve la oportunidad de poderme incorporar al equipo de SJD y me tuve que marchar. Pero en cuanto salió una plaza volví, embarazada de mi segundo hijo, tenía claro que quería volver a mi hospital: universitario y docente.
Un hito que me marcó fue el fallecimiento de mi padre, mi marido me dijo “Lola, piénsate si quieres seguir con la clínica Corachan o te vas a dedicar solo a SJD”. Pero no podía cerrar la consulta de mi padre en la que lleva 40 años trabajando, y ahí empezó una época de mi vida de trabajo muy demandante. Hay que decir que el equipo de SJD me ayudó y que lo pude combinar hasta el punto de que actualmente estoy de jefa de Servicio en el SJD y en la Corachan tengo un equipo maravilloso con más de 23 ginecólogos.
Para poder hacer todo esto he tenido que sacrificar muchas cosas profesionales para centrarme más en el mundo de la gestión. Una de las cosas que tuve que hacer es renunciar aparte de mi actividad asistencial para dedicarme más a la gestión, por lo que tuve que empezar a delegar. Entonces me propuse poder superar mi pena y crear equipos fantásticos. Al delegar y ver que eran los mejores, a mí esto ya me daba la felicidad, y me llenaba como profesional.
He aprendido a aceptar que alguien tiene que gestionar los proyectos y me he dado cuenta también que es una forma bonita de hacer medicina, al fin y al cabo, también es la mujer, en el caso de mi especialidad, la que se acaba beneficiando de una buena gestión.
 

¿Sentiste o viviste diferencias entre hombres y mujeres en la medicina?

Sin querer ser extremista, ni querer criticar en ningún momento la actitud de los hombres, sí que es verdad que he tenido que luchar más por ser mujer.
Y también me ha formado esto mucho. El tener que destacar a nivel de equipo y sobre todo también en el mundo de la universidad, me he tenido que hacer valer más por el hecho de ser mujer. Yo fui la primera profesora agregada de la Universidad de Barcelona de mi especialidad, igual que también fui la primera jefa de servicio de Cataluña de mi especialidad como mujer. Y bueno, yo creo que he tenido que luchar.
A veces me dicen: “Lola, tienes un toque un poco masculino”. Bueno, puede ser que por mi responsabilidad profesional se tienda a decir eso, pero siempre reivindico mi emocionalidad como mujer y defiendo que se tiene que trabajar aprovechando los sentimientos de forma transparente, riendo, y llorando si hace falta. No pasa nada.
Pero sí que es verdad que he tenido que competir en un mundo de hombres.
Ha habido una feminización de la profesión, qué cambios representa para todo el colectivo.
En mi caso, se está acompañando como dos eventos, la feminización de nuestra especialidad y, evidentemente, de la medicina, con la demanda social de las mujeres cada vez con mayor autonomía, más información y mayor poder de decisión.
Esto ha hecho que, lo que es la especialidad haya cambiado completamente de cómo se ejercía, por ejemplo, mi padre, en el que el médico era una persona muy respetada, que tenía siempre razón, y al que no se le cuestionaba, a que ahora todo eso es diferente.
Creo que el cambio es positivo. Creo que los hombres también se están dejando de llevar por esta tendencia social y que también están aprendiendo a empatizar a través de su sensibilidad. Yo creo que es la corriente natural que hace que el hombre también empiece a darse cuenta, también sea más emocional y cosas que a veces se veían como debilidades, hoy en día ya no son carencias.

La feminización, acompañada de la que la mujer reclama más la conciliación familiar, ha hecho emerger que a aparte de ser médicos somos mujeres, somos personas y también tenemos que conciliar y disfrutar de la vida. Quizás ese exceso de dedicación al trabajo que yo tuve cuando era residente y cuando era joven, hoy en día las mujeres jóvenes nos han hecho ver que ya no es necesario o adecuado. No hace falta que tengamos que demostrar tanto nuestra profesionalidad, ni que seamos tan autoexigentes. Al final nos beneficiamos todos, nosotras, así como la atención a las mujeres.

En diciembre del año pasado, Top Doctor en su X Edición publicaba sus premios a la excelencia médica dando a conocer la lista de los 50 mejores médicos de la medicina en España. Del total, solo hay un 10% de mujeres. ¿Qué te ha supuesto este reconocimiento?

Con una gran emoción, no me lo esperaba para nada. Porque yo lo único que he hecho es trabajar, trabajar y trabajar. Y me da una gran ilusión por diferentes cosas, evidentemente por mi familia, por mi padre que ya no está, que no he visto nada de todo lo que me ha pasado a nivel profesional.

Luego ilusión, y por mi marido... Bueno, tengo un marido muy inteligente, que también es un referente en su trabajo y que aun así siempre me ha ayudado y priorizado. Pero, muy ilusionada por todos mis equipos, porque, tanto el equipo de la clínica como el equipo de SJD, pues creo que también es su reconocimiento, porque ellos también me han acompañado, forman parte de mi proyecto, y yo les debo también a ellos, que yo sea así.

Y luego, finalmente, por todas las pacientes, todas las mujeres, a los cuales yo he dedicado más de 20 años de especialidad, porque yo me debo a su salud y bienestar. A mí me encanta trabajar de cara al público, cuidar y poder ofrecerles la mejor asistencia posible.

Todavía siguen llamando mujeres a la consulta para que feliciten a la Dra. Gómez porque me han visto en los periódicos.

He creado una familia a muchos niveles. La mía propia, a nivel de mis equipos, a nivel de las mujeres, a las que yo o mis equipos cuidan y practican su profesión para que ellas esté mejor.

Tu equipo en el Instituto de Obstetricia y Ginecología de Barcelona, Dra. Gómez Roig lo forman gran parte mujeres. ¿Cuál es tu opinión sobre la representación de las mujeres en cargos directivos y de liderazgo en el ámbito de la medicina?

Bueno, yo creo que el papel de la mujer en los cargos directivos no es lo más frecuente, pero cada vez más habitual.

Yo creo que es una manera diferente de gestionar, aunque no sé si depende del sexo o más bien de la persona. En mi caso he aprendido a que sea un liderazgo menos centrado en uno mismo, que evita el liderazgo piramidal, y que se rodea de los mejores profesionales posibles en beneficio del equipo y de los pacientes.
Soy feliz dando protagonismo a mi equipo y que mi gente sea mejor que yo, quiero a los mejores a mi lado sin dejarme de superarme a mí misma. Estoy en un momento de mi vida en que todo lo que sea delegar en gente que lo va a hacer mejor que yo creo que es un éxito. Por ejemplo, ahora en mi equipo quirúrgico, tengo a cirujanos a los que yo les enseñé y he delegado y que ahora operan mejor que yo.
En mi liderazgo, cuando vi que tenía que sacrificar cosas que a mí me gustaban muchísimo, porque si no sería una buena jefa, me dije: “Lola para ser una buena jefa, debes tener presente una palabra: generosidad”.
Si no eres generoso, no puede ser un buen jefe. No sé si eso es un cambio de gestión o de manera de hacer. Y tampoco sé si va a ligado con el sexo, porque veo jefes masculinos, que hoy en día están desarrollando también esta manera de hacer.

Sí creo que ha habido una evolución de las jefaturas con el curso de los años. Que hay feminización, seguro, pero yo creo que es la sociedad la que evoluciona, y que los hombres evolucionan acompañados de las mujeres, igual que nosotras evolucionamos acompañados de los hombres.

 

Y para finalizar esta entrevista, ¿cuál es tu mensaje para las mujeres que aspiran a carreras en medicina, especialmente en campos como la obstetricia y la ginecología?

Que sean capaces de conseguir que su profesión sea el motor de su felicidad. Y que aprendan a gestionar la organización del trabajo, y que este esté incluido en un entorno familiar, de amistad y de tiempo libre es fundamental. Y que, si ellas son capaces de encontrar el equilibrio y pueden ser felices, serán las mejores profesionales del mundo. Porque transmitirán esa felicidad a los equipos y a las personas a las que atienden, a los pacientes.

Que puedan ir al trabajo con una sonrisa todos los días, que sea pegadiza para que todo su entorno, que trabajen con ellas, sea feliz y por descontado los pacientes.

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