"Lo más importante es entender que el burnout es el impacto en nuestra salud mental y física del exceso de estrés acumulado en el tiempo"
Entrevistamos al Dr. Carlos Cenalmor, autor del libro "El síndrome de burnout"
20 feb 2025 · 7 min

El Dr. Carlos Cenalmor es médico, psiquiatra y psicoterapeuta. Para él la medicina, y especialmente la psiquiatría, tienen una característica fundamental: son una combinación perfecta entre ciencia y humanidad. Según Cenalmor, un psiquiatra debe manejar los diferentes fármacos y técnicas desarrolladas por la investigación científica, y a la vez, debe ser capaz de acompañar a sus pacientes desde el mayor respeto, la empatía y las capacidades propias de un buen psicoterapeuta. Además es experto en estrés laboral y Síndrome de Burnout.
Dr. Cenalmor, como psiquiatra y psicoterapeuta, ¿qué te motivó a escribir "El síndrome de burnout”, ¿especialmente dirigido a profesionales de la salud?
Mi propia experiencia como médico sufriendo burnout es lo que me llevó a acabar enfocándome en este problema de salud tan importante y tan poco conocido (incluso entre sanitarios), y tras años de experiencia finalmente a escribir el libro.
El burnout es un síndrome muy minusvalorado por los propios profesionales de la salud. La mayoría de los estudios señalan que nuestro colectivo es de los que más sufre este problema, y, sin embargo, la sensación desde dentro es que los sanitarios pensamos que es una “piedrecilla” en el zapato que podemos aguantar sin problema. Los propios médicos y sanitarios no se dan cuenta del grave riesgo que están asumiendo para su salud física y mental, y para su bienestar.
Como médico he sufrido dos grandes crisis de burnout. La primera fue trabajando en el hospital Gregorio Marañón en Madrid. Realmente, todos mis compañeros tenían síntomas en esa época. En este tipo de centros se acumulan muchísimos factores de riesgo para el burnout que están bien estudiados por la ciencia: jornadas laborales demasiado extensas, nocturnidad, valoración y retribución que no se corresponde con el grado de responsabilidad, frustración por la falta de recursos y tiempos, obligatoriedad de dedicar tiempo libre a la investigación, y muchos otros.
Tras pasar por allí decidí migrar a la consulta privada al 100%, para poder trabajar según mis reglas y llevar un estilo de vida más saludable. Sin embargo, esto no salió como yo esperaba y la gran carga de trabajo y de responsabilidades propia de un autónomo al final me acabó superando. Nadie me había enseñado a enfrentarme a los impuestos, a la gestión de agendas, marketing… ni tenía las habilidades suficientes para planificarme, así que al final el estrés me superó. En esa época tuve una crisis enorme de burnout que debutó con una hernia lumbar justo en el momento de más estrés y tuve que estar sin caminar prácticamente un mes. Entre otras cosas mi elevado a nivel de perfeccionismo, mi autoexigencia y mi dificultad para poner límites fue devastadora en un trabajo en el que era yo el encargado de estructurarlo todo. Ahí empecé a entender de verdad lo que me estaba pasando y a ponerle soluciones, y también a ayudar a mis pacientes con un foco mucho más centrado en el estrés y en el burnout.
Tiempo después dejé Madrid y me fui a vivir a un Valle en Los Pirineos, porque me daba cuenta de que para mí era muy importante vivir cerca de la naturaleza y la vida se pasaba demasiado rápido. Si no actuaba pronto nunca iba a conseguir ese estilo de vida que quería de verdad.
¿Cómo definirías el síndrome de burnout en el contexto médico y cuáles son tus manifestaciones más comunes entre los profesionales de la salud?
Lo más importante es entender que el burnout es el impacto en nuestra salud mental y física del exceso de estrés acumulado en el tiempo. Si te pasas de estrés durante demasiado tiempo, acabas enfermando. Y los sanitarios tristemente se pasan desde muy pronto en su carrera profesional.
Alguien que sufre burnout va a tener estos síntomas:
- A nivel físico aparece el agotamiento: esa sensación de levantarse por la mañana y no tener fuerzas para enfrentarse a las responsabilidades del día. No me refiero a estar cansado tras una guardia, sino que se convierte en una sensación crónica que va a peor con el tiempo. Según el estrés y el cansancio se van acumulando en el cuerpo, aparecerán problemas físicos muy variados (enfermedades gastrointestinales, hipertensión, infartos de miocardio en los casos más graves, problemas dermatológicos, alteraciones del sistema inmune e incluso lesiones físicas… en mi caso tuve una hernia lumbar en mi momento de mayor estrés).
- A nivel mental son muy frecuentes la desconcentración y la neblina mental, los fallos de memoria, la dificultad para tomar decisiones y la bajada del estado de ánimo o sensación de angustia y ansiedad. Al final, nuestra corteza prefrontal se va agotando y deja de ser capaz de tener el control. Además, un síntoma muy específico del burnout es la desconexión emocional del trabajo. Es decir, que nuestro trabajo como sanitarios que antes nos llenaba y nos ilusionaba, empieza a dejarnos fríos. Nos genera apatía e incluso irritación. Para alguien quemado los pacientes se convierten en su enemigo, y dejan de ser esas personas a las que le gustaría ayudar. Si eres médico estoy seguro de que sabes bien de lo que te hablo.
- Finalmente, en el nivel más profundo, el burnout puede llegar a arrasar con la vocación de un profesional de la salud. Es cierto que la vocación protege, en cierta medida, del burnout, pero no nos hace invencibles contra él, y si acaba apareciendo… la sensación de vacío y de falta de autorrealización será uno de sus síntomas.
En tu libro, mencionas una "pandemia silenciosa" de burnout entre los profesionales sanitarios. ¿A qué crees que se debe esta falta de reconocimiento y qué impacto tiene en el sector?
En sanitarios las tasas de burnout ascienden al 80% en muchos estudios. Es un resultado escalofriante. Pero la realidad es que es un problema del que se ha empezado a hablar en serio hace muy poco. De hecho, la OMS realmente le dio al burnout la categoría que tiene en la revisión de su última CIE, en el 2022, hace nada.
¿Por qué el problema pasa desapercibido, aunque todos sabemos que está ahí?
Es sencillo: lo hemos normalizado. Desde jóvenes, a los médicos y sanitarios nos educan para renunciar a nuestra vida personal y a nuestro bienestar, para lograr el éxito profesional. Y esto es algo que vemos en la sociedad de la hiperproductividad. Es normal estar cansado todo el día, es normal ir siempre con prisa y estresado, es normal que nunca nada sea suficiente y que el espacio para el ocio o el autocuidado sea mínimo. Cuando algo se normaliza se vuelve invisible. En resumen: hemos normalizado que el trabajo y el estrés sean los dueños de nuestras vidas.
Pero la cosa va más allá. No solo no hemos normalizado, sino que lo hemos idealizado. Cuando pensamos en los sanitarios que consideramos “exitosos” en nuestro entorno, normalmente nos vienen a la mente personas que han entregado su vida entera al trabajo, con mucha frecuencia al precio de destruir su salud, su vida personal y a veces la vida de otros compañeros. Un médico que, sin embargo, lleve una vida tranquila y con la que está satisfecho, no será nunca el protagonista de nuestro imaginario sobre el éxito.
El burnout es el precio que hay que pagar para estar a la altura de lo que la sociedad, la sanidad y nuestra propia personalidad autoexigente y perfeccionista nos piden.
¿Cuáles consideras que son las principales causas del burnout en los médicos actualmente?
Para mí hay dos muy evidentes: las condiciones laborales totalmente disparatadas en las que trabajan los médicos, y también, sus rasgos de personalidad y la manera de relacionarse que tienen con el trabajo.
Las condiciones laborales son tales que muchos compañeros de otras profesiones no se las creen cuando uno se las cuenta. Quizá lo más representativo son las guardias de 24 horas con un descanso mínimo tras ellas, cuando en muchos otros colectivos profesionales las guardias conllevan un descanso de entre 3 y 5 días. O algo para mí más simbólico, el hecho de que para publicar en una revista científica tengas que pagar, cuando lo normal en cualquier otro mundo editorial es que te paguen a ti por publicar con ellos. Aunque realmente lo importante está sobre todo en la falta de tiempo para atender a los pacientes, con sus problemáticas corporales y las emocionales que siempre van unidas. Esto genera unas cargas de estrés y de frustración enormes que llevan rápidamente al burnout.
Por otro lado, la personalidad de los médicos tiende a ser extremadamente perfeccionista y autoexigente. Esto hace que cuando se empiezan a agotar no se planteen que el problema pueda estar fuera de ellos, sino que se consideran débiles. Además, el perfeccionismo hace que tengan que dedicar mucho más tiempo para completar tareas que se podrían hacer en menos tiempo, aunque dejándolas, simplemente bien hechas. No perfectas. Por otro lado, la tendencia ayudadora y salvadora de los sanitarios les lleva a hacerse responsables de los problemas de toda la sociedad. Y esto es una de las cosas que les lleva a quedarse trabajando cada día más horas de las que tienen contratadas, o lo que les impide organizar una huelga realmente efectiva.
¿Qué estrategias propones en tu método CIMA para que los médicos puedan prevenir o superar el burnout?
En mi método me centro en lo que tenemos realmente a mano para cambiar. Desafortunadamente, no podemos empezar por cambiar el sistema sanitario, sino que tenemos que empezar por transformarnos nosotros mismos. Y eso estoy seguro de que llevará al cambio del propio sistema.
En mi programa me centro en la reestructuración de hábitos y en la gestión del tiempo, algo que a los sanitarios nadie nos ha enseñado nunca. Pero sobre todo me enfoco en transformar esos rasgos de personalidad que acabo de mencionar, y que en caso de los médicos suele tener unos resultados espectaculares. Cuando un sanitario se da cuenta de que primero se debe priorizar a sí mismo y que cabe hacer las cosas de 8 en lugar de hacerlas de 10, las cosas cambian mucho.
¿Cómo pueden los médicos redefinir su concepto de éxito para mantener su salud mental y bienestar?
Como decía consideró que a los médicos se nos ha vendido una idea del éxito que es muy tóxica. Tendemos a trabajar muchas más horas que otros compañeros de otras profesiones al mismo nivel, y pensamos que es nuestro deber hacerlo. Pensamos que nuestra validez profesional va a depender de lo que nuestros superiores piensan de nosotros, y del grado de esfuerzo que estamos poniendo en trabajar. Creo que es muy importante que los médicos empecemos a considerarnos exitosos cuando logramos vivir de manera saludable (siendo el ejemplo que deberíamos ser para la sociedad) mientras disfrutamos ayudando a nuestros pacientes.
En cualquier caso, cada uno debe encontrar su propia definición de éxito. Para mí esta definición pasaba por irme de la gran ciudad para vivir de una manera más saludable, conectada con la naturaleza en el valle de los Pirineos en el que me encuentro. Y curiosamente gracias a eso. He desarrollado una carrera profesional que no habría podido ni soñar si me hubiera quedado en Madrid.
¿Qué consejo práctico darías a un médico que siente que está en camino al burnout?
Probablemente, lo más práctico que puedo decir es que tiene que tomar la decisión de empezar a cuidarse de verdad. De que el autocuidado se convierta en algo realmente prioritario en su vida, y no en un ideal que nunca va a llegar. Los médicos sabemos perfectamente lo que nos vendría bien (deporte, sueño de calidad, ocio y desconexión...) pero por todo esto que estamos hablando somos los primeros que no lo hacemos. Entender que no nos hemos de hacer responsables del mal funcionamiento del sistema sanitario y empezar a priorizarnos, es para mí la clave del cambio.
Si los lectores pudieran extraer una sola idea de tu libro, ¿cuál te gustaría que fuera?
La idea central de mi libro y que me gustaría que un profesional sanitario se llevara de leerlo, es esta: solo tienes una vida, y el estrés te la está robando. Tienes en tu mano poder hacer los cambios necesarios para volver a conectar con tu propia vida. No va a ser fácil, pero sin duda es posible. No dejes que pasen más años y no dejes que tu cuerpo siga enfermando para mantenerte a la altura de unas exigencias laborales que no tienen ningún sentido.
Desde Mutual Médica trabajamos para ofrecer apoyo a los médicos a lo largo de toda su carrera, especialmente en los momentos más difíciles. ¿Qué papel crees que pueden jugar entidades como la nuestra en la prevención y el abordaje del burnout en la profesión médica?
Creo que para un médico saber que su grado de seguridad suficiente para enfrentarse al día a día y a todos estos problemas con una cierta tranquilidad, es muy importante. Además, pertenecer a un colectivo médico que le ofrezca ayuda en momentos difíciles, y que en general esté velando por su bienestar, es un gran acierto.
Uno de los factores que generan estrés en los médicos es la incertidumbre sobre su futuro profesional y su estabilidad económica. ¿Crees que contar con una mayor cultura de previsión y protección puede ayudar a reducir esta presión y contribuir al bienestar del médico?
La falta de educación económica es muy característica en los profesionales sanitarios, que por lo general suelen sentir un cierto rechazo hacia los temas relacionados con el dinero. Sin embargo, esto les deja vulnerables y dependientes de elementos externos cómo podría ser el sistema sanitario o la seguridad social. Elementos que hoy en día no nos están dando grandes garantías de que nos vayan a ofrecer la seguridad que prometen en el futuro. Ojalá si lo hicieran, pero me temo que no vamos por ese camino. Por eso hace tiempo que empecé a formarme en estos temas y gracias a ello, vivo también con mayor tranquilidad económica.
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